Esta es la forma típica que se ve en un páramo: Colinas llenas de frailejones, al fondo una laguna, el viento aullando y la niebla cerrándose. Y cuando la niebla se cierra el páramo es hermoso y peligroso al mismo tiempo. No se puede ver mucho, no hay puntos de referencia, están ocultos en la niebla. Es muy fácil perderse. Se cuenta la historia de personas que se han perdido y después de muchas semanas han salido a cientos de kilómetros de donde empezaron, con hipotermia.
Pero al mismo tiempo es cuando se pone más bello. Las fotografías se hacen mejor, por que la niebla sirve de difusor natural. Los colores increíblemente resaltan, los que están cerca, los lejanos se vuelven casi monocromos. Y en este paisaje que es casi de un sólo color realza mucho más su naturaleza. Si, lo se, amo el páramo, por ello comparto tantas fotografía del él con ustedes.
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