Posted on 1 de junio de 2017
Por si te perdiste el anterior capítulo de Foto expedición Orinoco puedes leerlo en Orinoco 10, caño Dagua, Casuarito y hacia el raudal.
Y por fin llegamos al Raudal de Atures bajo un inclemente sol y ahí desembarcamos pues hasta ese punto es navegable el Orinoco.
Rocas milenarias en el Raudal de Atures, del álbum Orinoco, originalmente cargada por Luis Alejandro Bernal Romero, Aztlek.
Y el sol era tan fuerte que al mirar en uno de los agujeros hechos por el río.
Una rana escapando del calor, del álbum Orinoco, originalmente cargada por Luis Alejandro Bernal Romero, Aztlek.
Una rana escapaba del calor en ese agujero.
— ¡El sol está muy fuerte, yo me escondo aquí! — parecía decir la rana que fácilmente se la imaginaba uno jadeando.
Y como siempre los animales y el paisaje comienzan a insistentemente a llamar la atención de la cámara, por lo que sólo fue levantar la vista para ver.
Una laguna de calma en el «Raudal de Atures», del álbum Orinoco, originalmente cargada por Luis Alejandro Bernal Romero, Aztlek.
En el Raudal de Atures las piedras son acariciadas fuertemente por un Orinoco que al tratar de liberarse de su presión va esculpiendo formas orgánicas en las rocas.
Raudal de Atures, del álbum Orinoco, originalmente cargada por Luis Alejandro Bernal Romero, Aztlek.
— Una vez más atestiguas mi fuerza basada en la paciencia — decía atronadoramente el Orinoco usando el raudal como garganta.
Y al lado de toda esa fuerza una paz que tenía el mismo origen.
Un lugar de calma en el «Raudal de Atures», del álbum Orinoco, originalmente cargada por Luis Alejandro Bernal Romero, Aztlek.
Caminamos un rato por ahí amando toda esta belleza. Después embarcamos en la lancha para, volviendo al norte, ir a Isla Colombia e Isla Santa Elena. Lo cual te contaré en el próximo capítulo.
El siguiente capítulo Orinoco 12, atardecer en Isla Santa Elena.