Orinoco 13, amanecer en Isla Santa Elena, ¡Nutrias! y la serenata del sinsonte


Por si te perdiste el anterior capítulo de Foto expedición Orinoco puedes leerlo en Orinoco 12, atardecer en Isla Santa Elena.

Nos despertamos antes del amanecer y sin los guías nos fuimos a ver el amanecer al otro extremo de la isla y como esperábamos el Orinoco no nos defraudó.


Otro amanecer en el río Orinoco, del álbum Orinoco, originalmente cargada por Luis Alejandro Bernal Romero, Aztlek.

— ¿Acaso pensaban ustedes que yo, el Orinoco, podía fallar? — decía el río con su voz de arena.

Sobra decir que tomé muchas fotografías y la que te muestro es una de las buenas. El hecho de hacer fotografías hace que uno mire mucho más atentamente, mucho más intensamente. Para hacer una fotografía medio decente hay que hacerse uno con lo que se está fotografiando, hacer parte integral de él.

Después fuimos a pescar nuestro desayuno. Yo estaba en la lancha como mi monopíe y mi cámara lista por si acaso. Cuando de pronto.


¡Nutrias!, del álbum Orinoco, originalmente cargada por Luis Alejandro Bernal Romero, Aztlek.

— ¡Nutrias! — grité yo al ver la primera cabeza.

Y después fueron dos y al segundo tres. Era toda una familia de nutrias gigantes del Amazonas que estaban pescando. En la región lo llaman perro de agua, y si, producen unos sonidos que recuerdan lejanamente al ladrido de un perro.

¿Nutrias gigantes del Amazonas en el Orinoco? Otros animales del Amazonas que también están en el Orinoco.

— Ya te dije, ese es uno de mis misterios. El Amazonas y yo estamos unidos como hermanos siameses — decía con su voz de agua profunda el Orinoco.

No pudimos seguir pescando pues competíamos con las nutrias y a ellas no hay forma de ganarles en ese menester. Así que nos fuimos a desayunar con lo que habíamos pescado.

Después de terminar de desayunar estaba yo cepillándome los dientes cuando de pronto comencé a oír al arrendajo de ayer, pero sonaba algo diferente, así que volteé a mirar y me encontré con.


Un sinsonte cuando me cepillaba los dientes, del álbum Orinoco, originalmente cargada por Luis Alejandro Bernal Romero, Aztlek.

¡Un sinsonte! Estaba imitando el canto del arrendajo, yo dejé de cepillarme y tomé la cámara. Me dejó hacerle muchas fotografías muy de cerca y al tiempo empezó a cambiar imitando los cantos de otras aves de la zona. Y es que el nombre científico del sinsonte es mimus gilvuls, algo así como el el mimo, el que imita. Después bajó a tierra y se puso a picotear algo casi a mis pies, yo lo seguí con la cámara y al final fui yo el que se aburrió. Pero no dejo de agradecerle esa serenata con tan variado repertorio que me dejó oír.

En ese momento no sabía que conocería dos nuevos animales y no serían aves, si no mamíferos. Pero eso fue al día siguiente, así que te lo contaré en el próximo capítulo.

El siguiente capítulo ORINOCO 14, RESERVA DE BOJONAWI, TONINAS, FIN DE LA EXPEDICIÓN.

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