Un olor que sólo he sentido cerca de los témpanos, el frío y el viento. Todos cambiaron de babor a estribor mientras el gigante se presentaba. Yo me quedé en el sitio, pues el capitán siempre hacía que el catamarán diera la vuelta a los témpanos, y yo esperaba la alineación con las montañas. Hice tres fotografías de las cuales ésta es la última.